Me diluyo en el aire y en el tiempo.
Quiero diluirme.
Quiero desaparecer entre las bambalinas del escenario y que sólo quede el murmullo de mi sombra. El espacio de mi vacío.
Quiero mutar, no seguir.
He de cerrar los ojos y decir adiós antes de que mi sombra deje huella.
No he de permanecer mucho en el mismo lugar, nunca lo he hecho y ahora no va a ser cuando a ello comience.
Es mejor decir adiós sin mirar atrás porque el pasado podría atrapar y no dejar avanzar hacia un nuevo rumbo.
No hay raíces ni pretensión de arraigar en ningún lugar ni situación.
Las historias concluyen. Las personas desaparecen.
No hay caminos por recorrer.
Cada uno ha de formar el suyo y elegir con quién recorrerlo.
En el desierto lo más preciado es la compañía, pero no existen caminos para recorrer acompañados. Cada uno ha de hacer el suyo propio.
En el desierto no se hace camino, el aire los borra sumergiéndolos en el olvido.
Cada sendero formado siempre es nuevo.
Nadie puede seguir el que otro haya hecho, siempre se ha de comenzar.
Mi huella la borrará el viento.
La vida de los nómadas es así. Pasar sin dejar rastro.
Yo, soy nómada.
Olvido
25 Noviembre 2011