¡Bien Venido!

¡Bien venido!

Te invito a compartir unos momentos de soledad en el desierto.
Sumérgete en su quietud mientras preparas tu vuelo


domingo, 29 de abril de 2012

SUCEDIÓ AYER















A la una voyme a dormir.
Oigo su respirar y algún ronquido suelto y pienso:
qué lindo es el convivir
y sentirse acurrucada junto a ti.




Cayéndome estoy en el profundo sopor
cuando, poco a poco, cual motor,
el sonido de tu aliento
se tranforma en ronquido inquieto.

Gírome en la parte de mi cama.




Son las dos,
Y tus ronquidos comienzan a parecer
El Bolero de Ravel.


Poco a poco coge marcha y sube el tono,
y a las tres, mis orejas aplauden libremente
balanceadas por tu ronquido estridente.





Gírome en la cama sin cuidado
Una, dos  y tres veces…
Pero ni con esas convulsiones te has inmutado.


¡Desespero!: ¡dormir no puedo!



Lo que al principio dulce compañía sentía
se ha convertido, de mi sueño, en agonía.
¡El Bolero va en aumento! ... 




No puedo más.

A las cinco,
de la cama salto de un brinco.

Con la bata arropada
trinco la almohada
y al sofá avanzo.


¡Falta calor! ¡Falta sonido!
Me siento como fuera del nido
y el sueño he perdido.



A las cinco y veinte…
¡Qué sonido tan estridente!





¡Son las seis ... ¡y a las siete me levanto!
¡Señor, qué espanto!

Al final… con un Bolero bien sentido,
a las seis y media, en vez de dormir,
estos ripios me han salido.




Olvido

                                          29 Abril 2012