No suelo ir
a bares y cafeterías, pero, mi joven hija Clara, nos llevó un domingo de Enero a
un pequeño paraíso de Madrid.
“El Jardín
Secreto”
Un rincón
que hace honor a su nombre.
No sólo la decoración es encantadora y transporta a cuentos y ensueños, sino que la atención magnífica
de sus ¿camareros?, yo no los llamaría así, más bien inventaría un nombre para
ellos que hiciese juego con el entorno: Jardineros del chocolate, ¡eso es!
Sí, es una chocolatería y cafetería, para los amantes de estas
dos bebidas tan sabrosas.
Montones de variedades servidos en originales potes.
Me resultó curiosísimo que hubiera que hacer cola para poder
entrar.
Sonrío recordando, que a unos chavales que llegaron después
de nosotros les pregunté si habían cogido número. Los pobres iban a buscarlo
cuando les dije que era coña; ¡una pequeña gamberrada!
Recomiendo ir a ese lugar, íntimo rincón para compartir
dulces momentos.
Me gustó una frase que tenían enmarcada, y que en su tarjeta está
también escrita.
“Hay quien sueña su vida
y hay quien de su vida
hace un sueño”
Olvido
Enero 2014