¡Bien Venido!

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Te invito a compartir unos momentos de soledad en el desierto.
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miércoles, 24 de enero de 2018

ÁFRICA



















La otra Utopía II

PARTE II


PASEANDO POR LA CIUDAD




Acabé a duras penas el pincho de tortilla y el café. Un nudo tenía en la garganta que no me dejaba tragar con facilidad. El camarero se había retirado ha  sus quehaceres  para dejarme "espacio"...


¡¡¡Espacio......qué locura!!! Tenía que ser una broma, un sueño, ¡¡una pesadilla!! Seguro que había tenido un accidente y esto era una especie de delirio. ¡¡Eso es!! He tenido un accidente. Cuando despierte de esto tendré cosas que contar para reirnos un rato familia y amigos. ¡¡Qué barbaridad!!😧




Acabé el brebaje relajante y al cabo de unos momentos vino mi potencial guía turístico.

Me encontró más relajado, especialmente porque ya había aceptado que estaba viviendo algo relacionado con un traumatismo agudo por el accidente de coche.


- ¡Vaya!, qué sonriente y tranquilo te encuentro. ¿A que te ha dado buen resultado la infusión?  Son una hierbas estupendas; las cultivo yo mismo en mi jardín. ¡Ea!, vayámonos a dar esa vuelta por el lugar.




Como si en una nube flotase comencé a caminar. Me sentía incluso algo ido, adormilado. Notaba que tuviese un gesto tontamente sonriente. Caminábamos a la par.



- Y... ¿cómo se supone que se llama este "pla-ne-ta"? Porque tendrá algún nombre, ¿o no?

- Pues has acertado en el "o no", porque su nombre no es un nombre, si no unas coordenadas en el mapa espacial.

- ¡Ah!, ya. Ya decía yo...


- Jajajajajaja. Seguimos igual ¿eh?. Igual de incrédulo.


- No, no... Bueno...sí, para que decirte una cosa por otra. Espero que este traumatismo no me deje secuelas. Tal vez sea un coma profundo y me cueste salir de tu "pla-ne-ta"
- Bueno, hombre, si eso te tranquiliza está bien. Siendo así, al menos, disfruta de tus ensoñaciones como si fuesen reales. Puedo asegurarte que te vas a sorprender. Te va gustar.



Caminaba junto a él sin darme cuenta de por donde íbamos.

- ¿Cómo te llamas? Me gustaría llamarte por tu nombre en vez de decir: oye, tú

- Héctor. ¿Y tú? 


- Pues es, traducido a tu lengua, Juan.
- ¡¡Anda, mira que bien!! En mi país existe el típico Juan Español. Una especie de modelo de lo que es un español de clase media. ¡Qué casualidad que te llames Juan! - (cuando despierte he de ir al psicólogo, sino al psiquiatra)😧


- Abre bien los ojos y contempla lo hermoso que está todo esto. ¡Tan armonioso! Venga, hombre, disfruta un poco. Además, si ya has tomado conciencia de lo que te pasa qué más te da ya. ¡Ya despertarás!, jajaja



Salimos del bar. Giramos a la derecha y comenzamos a caminar lentamente,paseando.

   Hacía un día realmente bueno. Antes del "acontecimiento" era primavera, y aquí parecía que también lo fuese.

   La gente con la que nos cruzábamos seguía teniendo el semblante de paz y felicidad. Por esa razón, tan chocante para mí, le comente a mi guía, Juan.



- Oye, Juan, he observado que la gente de aquí parece muy tranquila y feliz. ¿Es sensación mía, o realmente lo son?

- No te equivocas en tu observación, Héctor. Aquí somos todos felices. Sin excepción alguna. No tenemos motivos para ser infelices, ni los buscamos... 



- En, bueno..., donde tu vives es fácil encontrarse problemas porque muchos de ellos os los creías vosotros mismos.


- Llevas algo de razón. Todos buscamos la felicidad desesperadamente y tal vez por eso no la encontremos.

- Héctor, mira a tu alrededor. Respira. ¿Qué ves?¿Qué olores percibes? Parémonos un momento y observa.


Nos paramos ambos. Hice lo que decía. Miré a mi alrededor. 

- Veo que vuestro estilo de vivienda es muy parecido al que salen en las películas americanas. Con casas bajas ajardinadas... . Mmmm...por cierto: ¿Qué materiales empleáis para  la construcción?


- Los mismos que vosotros. A gusto del consumidor. Unas veces piedra, otras ladrillo, otras adobe, madera, cristal...de todo.


Como puedes ver, en esta manzana por la que caminamos ahora son todas de madera y con tejados a dos aguas. Además tienen todas jardín exterior y, estas en particular, piscinas individuales en patio interior.

Otras manzanas son distintas. Pero todo es por manzanas para guardar una estética natural.
 
Todas tiene algo de jardín. Otras tienen huerto solamente. Y otras ambas cosas. Incluso animales de granja en pequeñas cantidades: unas gallinitas, un cerdito, y poco más.
















La otra Utopía I

PARTE I

¡¡¡DÓNDE ESTOY!!!

No sé cómo llegué .
Desconcertado como estaba, caminé varias manzanas de casas. Y al principio, o final según se mire, del bulevar había una torre, de planta cuadrada, de unos diez metros de altura, toda de cristal opaco. En la puerta de la entrada un icono indicaba que era el mirador, de la ciudad.

     Me angustié un poco porque tengo claustrofobia, pero era la mejor forma de hacerme a la idea de en dónde me encontraba. Pensé que habría que subir en ascensor: eran demasiados metros para subir por escaleras. Aún así empujé la puerta de cristal y entré.

Me llevé una gran sorpresa cuando vi que había ascensor y escaleras mecánicas. Nada más poner el pié en el primer peldaño las escaleras se activaron. Se veía un paisaje agradable. Todo verde, salpicado de rojizos tejados, macizos de flores, fuentes.

Las escaleras acababan en una amplia terraza semicubierta desde la que se divisaba gran parte de la ciudad y otras torres similares como en la que yo me encontraba. Eran  estas las únicas construcciones que sobresalían en el paisaje urbano.

    Casas bajas, plantas, árboles, farolas, fuentes de agua potable y ornamentales, grandes superficies de cultivos, algunos edificios amplios que podrían ser públicos, bancos para sentarse, autobuses y bicicletas. ¡¡¡Ni un automóvil particular!!!

       Eso divisé desde la torre. Pero nada significativo para ubicarme.

         Paseando, mientras disfrutaba de tan agradable ciudad, sentí hambre y busqué un restaurante o un bar para picar algo. Me resultó difícil porque no abundaban.

Encontré una casa de comidas. Olía de maravilla. Pasé y me saludaron  con palabras que no entendí, pero que imaginé un “buenos días”. 

Ante la imposibilidad de decirle al camarero claramente qué quería, puesto que tampoco entendía la carta, se sonrió y me ofreció un pequeño auricular, y él, a su vez, se puso otro.

¡¡Milagros de la ciencia!! Nos entendíamos ambos perfectamente. No entendía lo que hablaban las demás personas del bar porque ellos no llevaban auricular, pero con el camarero no tuve ningún problema. 

Me explicó en qué consistía cada plato que yo le preguntaba.

Para simplificar un poco le dije qué me apetecería tomar: 

- .Me comería un pincho de tortilla de patata con pan y un café con leche.

Entró en la cocina y me sacó lo que le pedí.
Se quedó conmigo, apoyado en el mostrador y mirándome con interés.

     -  ¿De dónde eres?

   -   De Madrid, aunque actualmente no vivo allí.

     -   ¿Madrid?... A ver…


Cogió una tablet que tenía a su lado y debió de consultar dónde estaba esa ciudad.


     -  Ah!! Un poco lejos de tu casa estás. Eso es en Gea.

    -   No, está en España. En el centro  del país. Aunque ahora vivo en Sevilla, también de España.

    -   Bueno, da igual. Aquí somos bastante cosmopolitas.

  - ¿Qué ciudad es esta? Estoy bastante perdido. Esta mañana salí de casa, me puse a conducir y, la verdad, estoy un poco asustado porque no sé qué me ha pasado.  De repente me encuentro en un lugar extraño para mí. País extranjero ha de ser porque no entiendo el idioma. No sé que ha sucedido. Es como si hubiese despertado sin haberme dado cuenta de que estaba dormido, ni de cuando me dormí.

    - Jajajajajajajaja…. -se rió el hombre- ¡¡¡En un país extranjero!!! ¡¡Si sólo fuese eso…!!

El hombre me miró con cara benevolente y comprensiva y me dijo:

    - No te asustes. Esto es cosa de los  gobiernos y sus máquinas transportadoras. Tal vez quieran que veas nuestra forma de vida, nada más.

      - ¡¡Poco me tranquilizan tus palabras!!
😧 ¿Dónde estoy? ¿Qué país es este? ¿Estoy en Europa al menos?

    - Jajajajajajajaja….¡¡¡UN POCO MÁS LEJOS!!! Pero tranquilo porque no nos comemos a nadie. Aunque en tu mundo penséis que sí.

      - ¿En… mi mundo?... … ¡¡Me asustas!!

      - Sí, en tu mundo, tu planeta, la Tierra, Gea

Si en ese momento me hubiesen pinchado no habrían encontrado más que hielo


   - Perdón: ¿Me estás tomando el pelo? No creía que tuvieseis el mal gusto de cachondearos de los "turistas forzosos"…Me parece "fa - tal" que utilices la conversación sincera para burlarte de mí.
😕

     - Disculpa, buen hombre. No me estoy riendo de ti aunque, sinceramente, me resulta curiosa la situación, por desgracia, bastante habitual últimamente. No eres el único en tu misma situación. La población nos hemos quejado de estas prácticas, pero nos han dicho que es por el bien de vuestra civilización, de vuestro planeta y de vuestro sistema solar…

    - ¡¡¡¡PARA, PARA, PARA!!!! Esto ya me parece una puta broma demasiado pesada; y perdona la expresión que tal vez no conozcáis  en tu puto planeta.


El hombre volvió a poner ese gesto de amable comprensión.


    - Comprendo tu enfado. No tengo la culpa de lo que te pasa, pero te voy a ayudar a comprender esta realidad que te parece tan onírica e irracional.

     - ¿Y cómo piensas explicarte? ¿Cómo podré quitarme este desasosiego que llevo dentro? Estoy que me subo por las paredes. Como puedes comprender, esto no me sucede todos los días. ¿No será un sueño? Espera que me pellizco… ¡¡¡qué absurdo!!! Eso no sirve para nada, si es un sueño tampoco me voy a despertar aunque lo haga.  

    -  Bien. Tranquilo. Tómate estas hierbas relajantes, parecidas a la Valeriana de tu planeta, cuando acabes tu almuerzo. Verás cómo te tranquilizas orgánicamente. Después de  que acabes te mostraré nuestra civilización. Es similar a la vuestra y a la vez muy distinta.



Le hice caso. Me ofrecía confianza su mirada serena y bondadosa.